En mi caso, trabajando como procurador y paralegal durante los últimos 5 años de mi carrera, habiendo realizado diversos cursos relacionados con la procuración en diferentes fueros, y habiendo ganado un concurso de la UBA en un Congreso de Práctica Profesional, he decidido escribir este artículo para orientar a aquellos procuradores que no entienden muy bien cuál es su trabajo, y cuáles son sus responsabilidades.
En mi trabajo, he sido muchas veces el encargado de ayudar, acompañar, orientar y capacitar a los «nuevos» que empezaban a trabajar en el tema, para que realicen su trabajo lo mejor posible. Pero fue en el 2017 que sentí la necesidad de profundizar la enseñanza, y entonces escribí -para una persona en particular- una serie de «consejos para aprender a trabajar ordenadamente». Hoy ya recibido, y habiéndolos revisado y mejorado, pretendo compartirles dichos consejos, con el fin de evitar posibles desavenencias entre jefe y empleado -que acarreen un mal irrecuperable-, y esperando les sea de agrado y ayuda tanto para que sepan -los abogados- «qué esperar de sus procuradores», y a la vez, que los procuradores se capaciten y entiendan «¡qué espera un jefe de ellos!».
Y así como Eduardo Couture una vez escribió «Los mandamientos del abogado», aquí les ofrezco, 25 consejos para capacitar procuradores (los cuales recomiendo imprimir y compartir con ellos):
- Estudiar derecho Procesal, y tener los códigos siempre a mano.
- Con la ayuda de tu jefe, dividir en tres (3) niveles de importancia, la totalidad de las causas que debas controlar separando las causas más importantes, de las secundarias, y de las que casi no necesiten control.
- Hacer un listado estudiado de las causas más importantes.
- Tener un control actualizado de las causas más importantes.
- Hacer un listado secundario con las causas que ameriten un control semanal.
- Hacer un tercer listado, con las causas menos relevantes (aquellas que ameriten un control quincenal o mensual).
- Tener en cuenta que el número de causas en cada listado es susceptible de cambio, ya que si una causa de las que ameritan un control semanal, quincenal o mensual, pasa a tener una urgencia o un vencimiento a cumplir, ya sea una audiencia o un plazo cierto de lo que sea para presentar o interponer o hacer algo, debe ser considerada como importante, más allá de que luego de pasado el plazo o la urgencia, ésta deje de serlo.
- Tener en cuenta que causas que comenzaron siendo importantes, luego pierden el interés del abogado o la necesidad de ser controladas tan a menudo, por haberse cumplido el hecho generador de interés, el hecho que generaba su control estricto.
- Conocer los plazos procesales, y conocer los estados procesales. Por plazos entendemos aquellos en los que dan cierta cantidad de días para cumplir o contestar. Y por estados, a aquellos momentos procesales que tiene la causa, que nos hacen dar cuenta dónde estamos parados, y qué debemos hacer, así como quién tiene la carga de hacerlo, y quién la de controlar si lo hace.
- Entender en cada causa, quién tiene el impulso. Verbigracia, si en una causa somos demandados, es muy probable que no sea necesario controlar tanto, ni impulsarla, para no darle una mano al actor. Pero si por el contrario, somos actores, el impulso es nuestro, la carga de impulsar el proceso es de nosotros, y nuestro deber es siempre apuntar a la prosecución y cumplimiento de cada estado procesal para poder llegar a solicitar que se dicte sentencia.
- Pensar en debidas estrategias, dependiendo del plazo procesal y del estado procesal en que se encuentre cada expediente. Por ejemplo, si nos dan “X” días para contestar un traslado, la primera pregunta que debemos hacernos es ¿vamos a contestar o no?, y la segunda, ¿cuáles serían las consecuencias de no hacerlo? V. gr. Contestar el traslado de una liquidación que está bien hecha no tiene mucho sentido, pero no contestar el traslado de una demanda es prácticamente perder el juicio. Por otro lado, no olvidemos que según la estrategia, en casos de desalojo, a veces es mejor no contestar. Además, si el plazo procesal le está corriendo a la parte contraria, es nuestro deber anotar la fecha en que se le vence la contestación, y luego ir en esa fecha y la siguiente al juzgado a ver si contestó o no. Porque si no lo hizo, podemos idear estrategias referidas a su silencio, y si contestó fuera de término, pedir que se lo tenga por no presentado y ordenar su desglose (de ocurrir esto último, o el mencionado silencio, avisar inmediatamente al letrado a cargo).
- Referido con el punto anterior, cada pensamiento y estrategia pensada, debe ser compartido a viva voz con el letrado a cargo para demostrar interés en el juicio y conocimiento actualizado del mismo. Ya sea un pensamiento o una sugerencia, de haber sido estudiada, debe darse a conocer, debe ser conocida por el superior a cargo.
- Reiterando el punto anterior al antepuesto, se recomienda pensar en debidas estrategias, dependiendo del plazo procesal y del estado procesal en que se encuentre cada expediente. Por ejemplo, en cuanto al estado procesal, si el actor no contesta el traslado de las excepciones o del pedido de citación de tercero a tiempo, se debe pedir “pasen las actuaciones a resolver (esos temas)”. Pero si por ejemplo, el demandado no contesta a tiempo la demanda, no sólo se le venció el plazo procesal, sino que también dio fin a la etapa procesal de trabada la Litis, y dependiendo del tipo de juicio se podría pedir que se decrete la rebeldía, o se abra a prueba (nuevo estado procesal), o ambas. Además, en cuanto a estrategia, se puede dar por entendido que si el demandado no se quiso defender, tampoco pudo negar los hechos, y por ende me sea conveniente desistir de la prueba y pedir se dicte sentencia. En este caso hay que pensar muy bien si la prueba ofrecida es muy importante o no, porque si no, lo mejor sería que se dicte sentencia (ya que el demandado no se va a poder defender ni ofrecer su propia prueba). / En estos casos, puede que sea la mejor opción, pedir que se abra a prueba, desistir de la menos relevante (ya que no va a haber prueba en contra), producir la prueba restante y que aún nos importe producir, luego pedir la clausura de la etapa probatoria y pedir que se dicte Sentencia.
- En cuanto al orden y control de los expedientes, se recomienda pensar en las causas como si fueran propias, y anotar fechas y vencimientos en alarmas, alertas y/o diferentes tipos de llamadas de atención en las que uno jamás se olvide (Ejemplos prácticos serían: usar un programa para computadoras o una aplicación “app” para celulares que sirvan para dar avisos o alertas específicas con frases cortas que recuerden lo que se debe hacer, poner alarmas, pegar carteles en la heladera, en la puerta, en la oficina, en lugares muy frecuentados y sitios fáciles de ubicar a la vista / interiorizarse con el uso de las agendas electrónicas, agendas virtuales, las propias de los dispositivos móviles, las de Gmail, las del calendario de yahoo, etc.).
- Respetar el pedido del letrado a toda costa, salvo en casos en que sea extremadamente necesario controlar otra causa del mismo letrado, y este haya olvidado la importancia de la misma (Ejemplo: que te mande a las 13 hs un mensaje para que vayas con urgencia a ver un expediente “X” porque hace mucho que no tiene novedades y quiere saber si el expediente sigue igual, y que vos en ese mismo momento estés yendo a hablar con el secretario de un juzgado por otra causa que se está moviendo, y en la que hubo un problema o algo importante que te llevó a tener que ir a discutir el tema en persona, y sanear ciertas dudas importantes / Saber priorizar es saber procurar, es el trabajo de un paralegal). / Ante todo esto, dar a conocer inmediatamente esta situación al letrado, y solicitarle que decida él, qué hacer entonces, ¿A dónde ir?
- Tratar de pensar, cómo sería la vida profesional más fácil, ideando estrategias de comunicación entre patrón y dependientes que generen algún grado de confianza y libertad, necesarias para trabajar. Recordemos que la gran diferencia entre cadete y procurador, es que el procurador está capacitado a cierto nivel para hacer más cosas que “sólo llevar papeles”, y el gran salto ocurre con el paralegal, que es aquel capacitado para reemplazar al abogado en casi todos los ámbitos (salvo su firma y sello, o brindar asesoría legal).
- Realizar y entregar las tareas encomendadas a tiempo. Para esto, programar el día, ordenando las mismas por un orden de importancia, haciendo en el día siempre la tarea más importante, y dejando las secundarias para el día siguiente. Es recomendable dar la categoría de “importantes” a las tareas secundarias que no se pudieron cumplir en el día, para ser cumplidas sí o sí, al día siguiente.
- Notificar al letrado de cada novedad que ocurra en cada juicio. Esto es importante que se haga diariamente para no perder el control y demostrar interés en las causas. Se recomienda hacer todo por mail (ir completando las novedades en blocs de notas y luego copiar y pegar todo a un mail, diariamente). Se recomienda de otro modo, usar programas/apps como el “Speechnotes” por el que se puede hablar con el celular y la app te va escribiendo lo que uno dice, tipo dictado. Esta aplicación para celulares es ideal para cuando uno está caminando en la calle, o en un pasillo del juzgado, y no tiene tiempo de escribir o transcribir lo anotado en una ficha de trámite de control judicial. / Debe entenderse que un buen trabajo no termina en los horarios de oficina, muchas veces es necesario completar el trabajo en casa, de una manera más ordenada y tranquila, sin presiones, y con menos posibilidades de error. Por lo tanto, se recomienda luego de grabar, conservar lo dictado en la app durante todo el día, y pasar eso a un bloc por la tarde, para que a la noche, cada noche, pueda enviarse todo junto en un mail.
- Atención, si las novedades son importantes, avisar inmediatamente por el medio de comunicación más idóneo según el caso. Medir esto, según el grado de urgencia al respecto. Ejemplo: Si nos acabamos de dar cuenta que la otra parte estaba intimada a cumplir con algo bajo apercibimiento de una sanción específica, y habiéndosele pasado el plazo no cumplió, debemos comunicárselo inmediatamente al letrado para que él mismo intervenga en el asunto y presente un escrito solicitando se haga efectivo el apercibimiento. / Por el contrario, otro ejemplo de urgencia, es que nos percatemos de que el viernes hay que apelar, y ya estemos a jueves y el letrado no nos entregó el “Apela». Por supuesto depende del manejo particular de cada letrado, sin embargo puede existir la posibilidad de que se le haya olvidado que el plazo para apelar vence tan pronto (por ende y desde ya, es recomendable conocer cada caso y llevarlo como si fuera propio). / Sobre el ejemplo anteriormente mencionado, debemos entender que si hacemos bien nuestro trabajo, no debería pasar que el letrado “se olvide”, ya que de un buen control de las causas y del uso debido de las alarmas, cada día debe traer una nueva novedad, una nueva llamada de atención para uno, y para el letrado a cargo (lógicamente, la llamada de atención, para ser de utilidad debe ser transmitida a diario o en la medida que cada caso lo amerite).
- Es necesario saber diferenciar lo urgente de lo importante, y a estos de lo secundario. A saber: Lo urgente debe resolverse en el día, necesita resolverse inmediatamente o en el menor tiempo posible –permite dejar de lado las demás cosas, pero a la vez exige más atención y disponibilidad al respecto, merece y requiere de alarmas independientes, de mails propios independientes de los demás, llamadas de atención al letrado, y todo otro medio prudente para resolver el conflicto (lo urgente debe avisarse por mail aparte, individual, propio de la urgencia y no en un mail con varias novedades)–. // Lo importante es cada uno de los juicios que se encuentran en el primer listado, cada uno de los casos tiene un motivo claro por el cual se encuentra ahí, por lo que se debe tratar de cumplir con ese motivo, intentar proseguir lograrlo, cada día en la semana. // Lo secundario es lo general, es lo demás, lo que puede esperar (por ejemplo un expediente que se encuentra a sentencia o a resolver un tema, no permite mucho más por hacer, ya que de lo que resuelvan y cuando lo hagan, nos deberían notificar –a lo sumo controlar cada diez o quince días, pero tener en cuenta que una resolución judicial de tipo interlocutoria o definitiva puede demorar tiempos legales que incluso en la práctica superan a los mencionados por ley–).
- Anoticiar al letrado de cada cosa, de las novedades y también de lo que no se mueve, ya que no podemos entrar en su mente y conocer con detalle sus intenciones o estrategias personales para cada caso. Así que si para nosotros que un expediente no se mueva nos genera alivio, para el letrado a cargo quizás le genere miedo, descontrol y preocupación.
- Entender que la última palabra la tienen el letrado a cargo del juicio y sus superiores, y respetar por ende cada decisión, más allá de los consejos u opiniones que uno pueda dar dependiendo del caso.
- Muchas veces, dar una opinión sirve para abrirle la mente al otro, sobre cómo seguir, y quizás aún sin elegir nuestro consejo, ese pequeño momento en que se debatieron las ideas sirvió para llegar a nuevas y superadoras soluciones, y todo como consecuencia de haber debatido. El «Brain-storming», o tormenta de ideas (y sus diferentes variantes), ha sido un claro ejemplo de que el trabajo grupal facilita el surgimiento de nuevas ideas sobre un tema o problema determinado.
- Hacerle caso al letrado (si te pide que cada día le avises de algo, cada día avisale). Es necesario comprender, que él no nos debería pedir que “por favor” le avisemos, sino que deberíamos ser nosotros, quienes cumpliendo con nuestro deber seamos quienes sin pedido alguno, avisemos siempre de todo. Entender que en cierta medida, ya no somos cadetes que llevamos y traemos cosas, sino también secretarios y asistentes, y próximamente colegas, por lo que hay que tomar ese puesto, y comprender, que si te piden que les avises algo y no lo hacés, no se puede generar la necesaria confianza que lleve a luego poder crecer en lo demás.
- Recordar que somos sus ojos, sus manos, e intérpretes de sus mentes, y muchas veces sus alarmas. Y todo es reemplazable, salvo el conocimiento y la confianza que tenemos para dar. Debemos pensar que, en vez de que tu jefe aprenda a usar una buena alarma, te está contratando para que aprendas por él a usar una. Antes de salir de su casa temprano e ir a ver un expediente antes de llegar al estudio, te paga para que vos seas sus ojos y lo hagas por él, como si fuera él. Antes de ponerse a aprender sobre las notificaciones electrónicas, el sistema lex100, los nuevos usos del Portal del PJN y demás, te paga a vos para que aprendas a hacerlo por él. Y antes de ir a pagar las cuentas del estudio o buscar un sobre a algún lugar, te paga para que vayas y lo hagas vos por él. TODO ES REEMPLAZABLE (por ellos mismos o por un nuevo procurador), no dejemos que sólo la comodidad del otro (o lo barato que le seamos) sea lo que nos mantenga en el puesto de trabajo, hagamos valer ese lugar, y estemos ahí por la confianza y por el conocimiento que tenemos para dar.
Con estos consejos, espero puedan trabajar más ordenadamente y mejorar la relación de trabajo y confianza entre abogado y procurador o paralegal.
Los saludo cordialmente,
Elías N. Badalassi
Abogado (UBA) con orientación en Derecho del Trabajo y Seguridad Social. Escritor de IJ Editores. Ganador del Concurso de Ponencias organizado en el marco del «X Congreso Nacional de Práctica Profesional» de la UBA. Finalista del Concurso Universitario «El acceso a la Justicia» organizado por la Secretaría de Coordinación de Políticas Judiciales, dependiente del Plenario del Consejo de la Magistratura de la CABA. Seleccionado en dos (2) oportunidades por la Secretaría de Investigación de la Facultad de Derecho de la UBA para realizar diversos Talleres de Estudio Profundizado (TEP). Elegido en tres (3) oportunidades por el Programa de Pasantías de la Facultad de Derecho (UBA) para participar de actividades formativas rentadas semestrales en la Procuración General de la CABA (GCBA).